Al final de este distrito portuario hay un paraíso de tranquilidad. La "Punta del Callao" es una pequeño barrio compuesto de viejos edificios coloniales con colores brillantes, de restaurantes especializados en mariscos (por extraño que parezca), una pequeña plaza y una vieja iglesia en el centro; caminando a lo largo de la avenida de la playa, se puede ver la Isla del Frontón, que fue utilizada como una prisión hasta hace poco. Además, en la entrada de esta zona, la Fortaleza de San Felipe: originalmente destinada a ser el sitio para proteger la ciudad, ahora es un museo naval y del ejército.